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Síntomas de la ansiedad
La ansiedad es un mecanismo de respuesta ante situaciones amenazantes o que generan un alto grado de tensión en una persona.
Desde Quiero Salud, tu comparador seguros salud, te contamos que los principales síntomas de la ansiedad se muestran en cinco manifestaciones.
Manifestaciones físicas relativas a la ansiedad, que pueden dar lugar a taquicardias, palpitaciones, opresión en el pecho, falta de aire, temblores, sudoración, molestias digestivas, náuseas, vómitos, "nudo" en el estómago, alteraciones de la alimentación, tensión y rigidez muscular, cansancio, hormigueo, sensación de mareo e inestabilidad.
En casos extremos, si la activación neurofisiológica es muy alta pueden aparecer alteraciones del sueño, la alimentación y la respuesta sexual.
Manifestaciones Psicológicas para la ansiedad, como la inquietud, agobio, sensación de amenaza o peligro, ganas de huir o atacar, inseguridad, sensación de vacío, sensación de extrañeza o despersonalización, temor a perder el control, recelos, sospechas, incertidumbre, dificultad para tomar decisiones. En casos más extremos de ansiedad psicológica, el paciente puede padecer temor la muerte, la locura, o el suicidio.
Alteraciones de conducta para la ansiedad que den lugar a hipervigilancia, bloqueos, torpeza o dificultad para actuar, impulsividad, inquietud motora, dificultad para estarse quieto y en reposo. Las posturas cerradas, rigidez, movimientos torpes de manos y brazos tensión de las mandíbulas, cambios en la voz, expresión facial de asombro, duda o crispación, son síntomas físicos de dichas alteraciones.
Alteraciones Intelectuales y cognitivas para la ansiedad, manifestándose en forma de dificultades de atención, concentración y memoria, aumento de los despistes y descuidos, preocupación excesiva, expectativas negativas, rumiación, pensamientos distorsionados e importunos, incremento de las dudas y la sensación de confusión, tendencia a recordar sobre todo cosas desagradables, sobrevalorar pequeños detalles desfavorables, abuso de la prevención y de la sospecha, interpretaciones inadecuadas, susceptibilidad, etc.
Por supuesto todo ello tiene unas consecuencias graves en el plano social, desembocando en ensimismamiento, dificultades para iniciar o seguir una conversación, en unos casos, y verborrea en otros, bloquearse o quedarse en blanco a la hora de preguntar o responder, dificultades para expresar las propias opiniones o hacer valer los propios derechos, temor excesivo a posibles conflictos, etc.